Un reto, un paso, un me gusta

Me gusta. Me gusto. Me gusto cuando hago algo que me gusta, le dedico ganas, tiempo. Le pongo intención e intensidad. Y cuando llegan esos momentos, pienso en todos los pasos que he dado hasta llegar aquí y todos los que puedo seguir dando para llegar hasta ese otro lugar en el que de nuevo volveré a sentir que me encanta.

Últimamente, muchos de mis días son así: un reto, un paso, un me gusta; un reto, un paso, un me gusta. 

He vuelto a colegiarme. 

He vuelto a releer mis blogs y mis cuadernos. Me he redescubierto en ellos. 

He trabajado mucho para llegar a entender que me gusta y me gusto. Nunca he dejado de estudiar y siempre, me he cuidado dándome el lujo de escribir por placer usando una voz personal y de lo que me da la gana. Tal vez por eso me ha costado entenderlo. Lo que se hace por placer parece que no merece ser remunerado.

¿Qué ha cambiado ahora?

Ha pasado lo inevitable y necesario: el tiempo. Si miro hacia atrás, me reconozco en el recorrido y reconozco lo que aporto. Pero lo más valioso de todo es que trabajo en equipo. No tengo duda de que esto es lo que más acelera el crecimiento personal. Trabajar con otros, compartir, debatir, crear, dividir, sumar… 

Por mencionar una de esas pequeñas situaciones a las que me refiero. Hace unos meses tuve la oportunidad de presentar un caso de éxito en nombre de mi empresa. Me sentí cómoda, lo hice bien, convertí una estrategia compleja y exitosa de todo el equipo en una historia sencilla y clara. 

Me gustó estar ahí. No, no solo me gustó estar ahí, disfruté del proceso de crear el guion, de hacerlo propio, natural y de compartirlo con los demás.

Podría añadir otros momentos, como el podcast, las sesiones presenciales, las entrevistas, los artículos… día tras día, un reto, un paso, un me gusta.

Y eso es lo que ha cambiado.

Me encanta escribir y contar, es lo que hago y, con eso, lo tengo todo.

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