Mis manzanas saben a cuento

Me da miedo comer manzanas que saben a cuento. Mis manzanas saben a una especie de laberinto de Alicia: son dulces, con poso amargo; son verdes y rojas; son crujientes y jugosas; están frescas porque las tengo en la terraza; saben a un cuento donde las cosas grandes se hacen minúsculas y viceversa.
Estas mismas manzanas tienen el aspecto de aquellas del paraíso, pero no, eso no me da miedo. No me atemoriza estar comiendo las manzanas del pecado, eso podría estar bien. Me asusta terriblemente morder manzanas que saben al pasar del tiempo a lomos de un conejo y a reinas de corazones que no dudarían en pedir la cabeza del valiente que coma las manzanas que saben a cuento.

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