En la punta de la lengua

¿Qué sucede cuando tenemos una palabra en la punta de la lengua?

Existen dos teorías para explicar este fenómeno, una de ellas afirma que tenemos el recuerdo de la palabra pero éste es débil para ser recuperado, la otra sostiene que el mecanismo de nuestro cerebro para recordar no es capaz de ordenar las claves para traer el recuerdo. Cuando lo que intentamos recordar es de índole emocional, es más probable que ocurra el fenómeno de la punta de la lengua.

 

CarrerEivissa_LS2012Soy una palabra. He ido de boca en boca, he repasado textos y me han cuchicheado.

Hoy, me he despertado tras un aplauso cerca de un castillo. Era de noche pero hacía calor de mediodía. Desde allí y con la oscuridad, el mar sólo se intuía y se respiraba. Yo tenía los rabillos de las letras salados, las comas y los acentos estaban riéndose de mí porque descubrieron mi torpeza al intentar probarme y me pillaron toda retorcida (falta de ortografía incluida), como un perro dando vueltas detrás de su rabo.

Estaba tan obnubilada con lo que veía y oía que se me olvidó mi significado y cuando alguien intentaba pronunciarme me resbalaba por su lengua hasta la punta y me quedaba ahí escondida sin salir. Desde la punta de la lengua es desde donde mejor se observa todo. Allí, en ese castillo, en el baluarte de Santa Lucía, la ciudad encendida bajo sus muros no parecía aquella que me habían contado las más atrevidas del diccionario, más parecía un plato hondo con sopa templada, al punto, para tomar. Cuando la sopa va entrando hasta el estómago va dejando aromas de hinojo, tomillo, romero, hierba-Luisa y espliego.

Mientras la sopa espera en el plato, yo, desde aquí, desde la punta de la lengua de algún orador inquieto, me estoy dejando seducir por la música. Auténtica música. Consigo distinguir a lo lejos luces, sombras, figuras, pero aquí está entrando auténtica música perfectamente distinguible. Suena “Sing,sing,sing” y yo “canta, canta, canta” me creo que soy un verbo y pongo a un hombre a cantar. Mejor dicho, a tararear. Aunque conseguí arrancarle también un baile de dedos sobre la pierna.

Al terminar el espectáculo, me fui desperezando, con la esperanza de que este pobre hombre me tirase de la punta de la lengua y me escupiese, pero no lo hizo. ¡Vaya! Me fui por mi propio pie, le dejé con la duda y yo seguí sin significado.

Mutis por el foro. Resbalé por la comisura de sus labios.

(En construcción)

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