Deseo

Escribo a mis musas.

A veces les cuento cosas para estirarles de la lengua.
Mis musas son lugares comunes, el mar; lugares en los que descubrí quién quería ser; momentos que me han conmovido y personas que despiertan deseos. El deseo de cuidar, el deseo de explicar, el deseo de crear.
Últimamente, mis musas tienen manos pequeñas, huelen a caldo, también me siguen hablando en portugués, escriben párrafos cortos que podrían ser canciones y me hacen audios que desearía fueran una cerveza en un bar.

El deseo otra vez.

Por suerte, el deseo otra vez.

El deseo es un instante, es un alivio, es verse vivo, es quererse vivo. Es, sin atisbo de dudas, lo que más cura.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *