Marina
Hace unos años, El bosque de los cuatro vientos, de María Oruña, me acompañó durante las largas noches de lactancia. Como hace unos pocos más lo hicieran La trilogía del siglo, de Ken Follet; León el Africano, de Amin Maalouf; El camino más corto, de Manu Leguineche o Patria, de Aramburu…
Volvería a aquellas noches: bebé, libro y vaso de agua, y el tiempo se quedaba suspendido. Pero también volvería porque me traerían de nuevo a estas noches en las que leo en alto o las historias me las cuentan ellas y yo trato de no olvidarme de ningún detalle para devolvérselas algún día.