Todas las historias se pueden contar de mil maneras. Cuando desprenden poesía, se te enganchan de una forma única. Eso me pasó con Hijas de nadie, la primera novela de Violeta Serrano. Me he quedado enganchada a sus personajes; he llegado incluso a echar de menos a Lucía.
¿De qué va Hijas de nadie?
Narra la historia de Lucía y Candela, dos mujeres que intentan reconstruirse a sí mismas. La voz narrativa es la de Lucía, una argentina que se muda a Barcelona buscando una vida más simple. En apariencia, su única misión es sobrevivir, adaptarse y continuar. Candela, bailaora gitana, lo mismo. Pero a través de los recuerdos, pensamientos y emociones de Lucía, que va hilando los capítulos con su acento argentino, descubrimos que esa misión es mucho más compleja: la búsqueda de identidad, el amor, la venganza, sus frustraciones más profundas.
La cadencia poética de la narración te va meciendo a través de los distintos planos temáticos: el trasfondo histórico de la Argentina de los años 60 y 70, los contextos sociales diversos de aquí (la España actual) y de allà, la tensión entre pertenecer a un grupo cultural o conservar la libertad individual.
He leído Hijas de nadie dos veces. La primera, para escuchar la historia de principio a fin; la segunda, para detenerme en los detalles, en los colores, en las alegorías a la madera y el metal, en el peso de los personajes ausentes y, sobre todo, para saborear la poesía que habita en cada página. La disfruté en verano con arena en los pies; lo he vuelto a hacer mientras las flores de la glicina caían sobre las páginas.


Violeta Serrano, leonesa de nacimiento, es reconocida por su obra ensayística y poética. Actualmente, lidera un proyecto cultural desde un pueblo de la Maragatería, Escuela Savia, donde naturaleza y creación se dan la mano.
Hijas de nadie te gustará si buscas una novela que combine thriller, romance, crítica social, temas tabú y una voz narrativa poderosa. Si te gustan los libros que remueven por dentro y están tan bien escritos que se te prenden al recuerdo, aquí tienes uno.